Pobres y Humildes en Vocación de Iglesia,
Profecía de Esperanza

“Lo que hayáis hecho a uno solo de estos mis hermanos menores me lo hicisteis a mí” (Mt 25, 40). La existencia, en su misma concretez nos es trance de revelación. Las obras sociales emergiendo desde el fondo dinámico de lo humano, nos son constitutivas y ellas nos concluirán. La relación, la alteridad en sus necesidades y posibilidades, nos fuerza a creatividad y milagro. Las obras sociales en nosotros/as implican y expresan la entereza del corazón. “Por los frutos os conocerán. Un árbol bueno dará frutos buenos”. Lo social quiere consagrarnos en inventiva y profecía. Las acciones concretas nos reclaman en un trance de conversión, solidaridad y comunión.