Pobres y Humildes en Vocación de Iglesia,
Profecía de Esperanza

“Dame la sabiduría para que esté a mi lado y trabaje conmigo enseñándome lo que te agrada” (cf Sab 9). Encendidas/os en la fe nos experimentamos en un imperativo creador. El hombre de Espíritu lo discierne todo en tanto que está siendo llevado a un trabajo alumbrador de pensamiento y de verdad. El ser creyente nos activa en una creación permanente por escucha de la alteridad, acogida de la inmensidad y requerimiento de toda la potencialidad en la que el Espíritu nos constituye en la libertad gloriosa de hijos. La formación nos es itinerancia creadora, llamada a interioridad, obediencia de fe al misterio de la realidad que nos reclama en iniciativa y discernimiento de lo mejor posible.

Comprendemos las labores formativas personales, comunitarias, grupales como urgencia del Día del Señor que nos solicita en pasión creadora y en la esperanza que no defrauda. “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado” en movimiento creador de nuestro ser vocacional y como comunión con toda la alteridad que nos precede, nos sostiene y nos impulsa hacia un futuro profético. Nos define esa acogida de las singularidades en su fragilidad, potencialidad, en anhelo de ser conciencia y palabra de lo real.

Las dinámicas formativas del grupo afrontan dimensiones críticas fundantes de la fe, de la realidad y de la cultura. Sentimos la unción del Espíritu que nos hace emerger desde la escucha de lo más significativo, valioso y potenciador. Las áreas y las profesiones en las que cada cual viene realizando sus capacidades y proyectos vitales e itinerarios laborales nos reclaman en permanente trabajo de fundamentación, actualidad y apertura. Dentro de las humildes posibilidades personales y grupales, propiciamos prácticas y talantes abiertos y críticos. Creyendo en la potencialidad creadora de cada persona –desde la valoración, acogida y despliegue de lo que es–, afrontamos un laborioso movimiento de estudio, reflexión personal, comunitaria y eclesial en los núcleos fundantes de la existencia. Generamos encuentros comunitarios grupales de formación abiertos a personas en búsqueda de sentido. Optamos por la gestación de una tradición de pensamiento, de valores y horizontes de significado.