Pobres y Humildes en Vocación de Iglesia, |
La tradición creyente en la que nos enraizamos nos siembra en la entraña de la tierra como promesa y fuerza liberadora. La fe nos es historia, acción, salvación, pueblo, humanidad. “He visto la opresión de mi pueblo, me he fijado en sus sufrimientos y bajo a librarlos y a sacarlos a una tierra de abundancia y futuro”. Cada persona es origen generoso de lo real desde su unicidad, situación histórica e interioridad, y es creadora de relación y comunión. Emerge en la abundancia y fragilidad del lugar social que le configura y determina. Nuestro dinamismo social irrumpe en la aparición de singularidades y autonomías desde la energía por alumbrar lugares de socialización y relación. “La fe en Yahvé, Padre de nuestro Señor Jesucristo”, ha de traer la pasión creadora de espacios prendidos de entrañabilidad e implicación mutua. “¿Dónde está tu hermano?” Evangelio como fraternidad y gestación de confianzas que nos hacen dignidad y testigos del Dios que está viniendo en el grito y anhelo de las personas y los pueblos. Queremos ser alternativa y vigor de esperanza en medio de la fragilidad, humillación e injusticia de la tierra. Optamos por una labor social suscitadora de pensamiento e instauradora de procesos de fuerza liberadora. La acción quiere pensamiento. Los proyectos, en su misma criticidad y eficiencia, se afianzan en un impulso de capacitación y fundamentación. Creemos en la dimensión profética de las experiencias existenciales que nos encienden en niveles nuevos de comprensión de lo real y lo posible. Adentrarse en la complejidad de realidades humillantes implica traer nuevos niveles de concientización y conocimiento de las posibilidades que encierran. Las situaciones y experiencias críticas padecidas generan energías y sentimientos de dignidad y justicia. La dimensión sociocultural es presencia del reino, dinamismo evangelizador, unción de Espíritu que nos constituye en signos, en acción y profecía de un futuro que abre camino de promesa al hoy. Recorremos la historia como humilde alternativa humanizadora en apertura y diálogo, complementariedad y colaboración sincera con otras iniciativas. Caminamos hacia una conciencia global que nos configura en una relacionalidad y comunicación verdaderamente interdependiente y estructural, capaz de constituirnos en una única humanidad lanzada a alumbrar justicia, riqueza y sociedad. “El Señor Dios tomó al hombre y lo colocó en el parque Edén para que lo guardara y lo cultivara” (Gn 2,15). El conocimiento está plantándonos en nuevos niveles de responsabilidad y profundidad ética. A medida que crece el poder constructivo se nos urge a actitudes de criticidad, totalidad y fundamentación. La ciencia en su misma potencia nos requiere en nueva conciencia de comunión con el cosmos. En la afirmación creciente de la subjetividad, la materia deviene inmensidad y posibilidad en una interacción comunional cada vez más intensa. Optamos por una integración y búsqueda de un diálogo profundo y creador entre lo humano y el cosmos. Cuidado y sentimiento de gratuidad perfilarán el talante y la actitud vital de nuestro ser mundo. Trabajamos por propiciar una relacionalidad justa y convivial con el cosmos y cuanto lo habita. Luchamos por la sostenibilidad del don de la vida y del universo.
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