Pobres y Humildes en Vocación de Iglesia,
Profecía de Esperanza

La fe es acción, imprime movimiento y dirección. “El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz intensa”. La historia, en su ambigüedad y potencia, fragua su sostenibilidad y su futuro en reciprocidad e interacción crecientes configurándonos en un destino de unidad. Caminamos, en la pluralidad y riqueza de etnias, culturas, religiones y pueblos, hacia un único futuro. Desde la emergencia de vida y esperanza en la que nos experimentamos proclamamos la humanidad en vocación de pueblo de Dios. La conciencia de gracia y elección nos activa en diálogo con lo pobre y humilde, lo singular y social en anhelos de salvación y de vida. Emprendemos la trayectoria misma de Dios, que está interviniendo en la realidad, como solicitud y misericordia entrañable por llevar todo a su consumación. Praxis y verdad, persona y sociedad en permanente dinamicidad de lo singular y social afianzándose y densificándose en un tiempo de sabiduría, de reconciliación y de esperanza. Lo humano, desde sus mismas entrañas, nos es grito de revelación y apasionada creatividad histórica y social por alumbrarse en profecía de futuro.